En una pequeña bahía acogedora, a una distancia de 12 km al sur de Sebastopol, se encuentra la ciudad de Balaklava, que, a pesar de su tamaño, tiene una historia excepcional y un patrimonio cultural multifacético.
En diferentes momentos, griegos, genoveses, turcos vivieron en Balaklava. Según una de las versiones, la ciudad debe su nombre a la lengua turca, en la traducción de la cual el topónimo significa "nido de peces".
Balaklava se convirtió en una ciudad turística hace relativamente poco tiempo, a principios del siglo pasado. A los turistas les encanta venir aquí para disfrutar de vistas increíbles, similares a la Riviera europea, así como atracciones únicas.
Uno de los museos más populares de Balaklava es el complejo Object 825 GTS. Se formó a partir de una instalación militar desclasificada que existió aquí hasta finales del siglo pasado. Había una base subterránea para submarinos soviéticos, que no se podía ver desde el mar debido a las peculiaridades del paisaje local. También había una base de reparación secreta.
El tamaño del complejo hizo posible colocar entre 7 y 9 grandes submarinos a la vez. Pero en 1994 se retiró el último submarino de aquí, y luego el objeto se convirtió en una exposición de museo.
Otro objeto único apareció en el territorio de la bahía de Balaklava mucho antes. Entonces, a mediados del siglo XIV, se construyó aquí una fortaleza genovesa. El primer edificio existió durante un tiempo relativamente corto y fue destruido casi hasta el suelo por las tropas de la Horda. Pero después de que los genoveses recuperaran el monte Castron, se reconstruyó la fortificación.
Después de 100 años, los teodoritas vinieron aquí, luego los genoveses regresaron de nuevo, seguidos por los turcos otomanos. Después de todos estos eventos, solo unas pocas torres y muros en ruinas han sobrevivido hasta nuestros días. Sin embargo, este objeto se considera un monumento histórico y, a menudo, también se presenta como fondo para fotografías.
Por cierto, Balaklava Bay tiene una historia llena de acontecimientos. Alternativamente, era propiedad de griegos, romanos, genoveses, turcos. Esto se debe a que las características geográficas de esta zona permitieron amarrar perfectamente los barcos. La forma de la bahía no permite que los fuertes vientos penetren en sus profundidades, y las rocas la hacen invisible desde el mar. Al mismo tiempo, la profundidad de la formación es de 17 metros y el ancho es de solo 200-400. Dichos parámetros permiten colocar una gran cantidad de barcos y permanecer invisibles para un enemigo potencial.
Por cierto, según algunas fuentes, la bahía de Listrigones mencionada en la "Odisea" de Homero es exactamente Balaklava.